Mag nos invita desde su blog "La trastienda del pecado" a escribir sobre el olvido, podéis leer más relatos pinchando AQUÍ o en el titulo de su blog.
Aquella mañana iba a ser ajetreada, desayunamos y me dispuse a llevar a mi hija al instituto, cuando volví a casa comencé con las tareas, ordenar, limpiar, fui a comprar, a hacer un recado a correos y de vuelta a casa.
Lo primero que hice al volver fue colocar la compra, me puse ropa cómoda y comencé a preparar la comida, ese día teníamos como menú unas lentejas. Puse los ingredientes en la olla y mientras se hacían seguí con las tareas de casa.
Recogí la colada que tenía tendida para planchar, y como no, me olvidé por completo de las lentejas, el resultado ya lo podéis imaginar. Cuando salí de la habitación donde plancho me dio olor a quemado, me eché las manos a la cabeza y lo primero que pensé, adiós lentejas. Cuando llegué a la cocina apagué el fuego, las lentejas habían muerto. La comida quemada y la olla inservible, otra vez tocaba improvisar algo rápido para comer, no era la primera vez que me pasaba, desde entonces cuando estoy cocinando y haciendo otras tareas me pongo la alarma del móvil, así no se me olvida que tengo la comida en el fuego.
Dakota ©
Es lo que tiene diversificarse en diferentes tareas, a veces te olvidas de algo y queda el desastre.
ResponderEliminarBesos dulces Dakota.
Quien mucho abarca poco aprieta, jaja. Besos dulces para ti😘
EliminarSiiii, el movil es hoy nuestro cerebro.... como que se pierde, pierdes litaralmente la cabeza.
ResponderEliminarHola Gustab, en algunas cosas, nos ayuda bastante.
EliminarUn abrazo.
Seguro que estabas pensando en otro tipo de menú... Jajajaja...!!
ResponderEliminar¡Disfruto mucho leyendo tus textos!
¡Un abrazo!
Jajajaja, a veces también se da pensamientos que llevan a otros menús.
EliminarUn abrazo Albino y gracias por estar.
ajajjajja, no eres tú la única , además las lentejas es una comida que hay que estar sobre ella porque sino zas, se queman con facilidad.
ResponderEliminarBueno pues así compraste olla nueva y menú sorpresa , no hay mal que por bien no venga . Un besazo.
Jaja, olla nueva y a mi hija le vino bien la quemada, me la llevé a Mcdonald y tan contenta ella.
EliminarBesazos Campi😘
Eso también me ha pasado a mí, con un estofado. Estaba en su punto, buenísimo, como pocas veces. Digo, dos segundos más. Cuando me di cuenta, ya sabes.
ResponderEliminarNo sé puede estar en misa y repicar campanas.
Miles de gracias por acompañarnos de nuevo.
Un beso enorme y feliz velada.
Creo que a quien más o a quien menos le ha pasado alguna vez, jaja, lo de hacer varias cosas a la vez es lo que tiene.
EliminarGracias a ti, un besazo.
también me ha pasado y no dudo que me seguirá pasando, porque no estamos en lo que estamos.
ResponderEliminarEs lo que nos pasa por abarcar tanto.
EliminarUn abrazo Tracy.
Creo que a todas nos ha pasado,el olor,el humo,el artefacto inservible,el minuto del UPS!,fui experta en ofrecer "pan tostado" que a veces ni a quemado,directo al tacho de basura.Felicitaciones por tu texto y gracias por tu visita.UN abrazo.
ResponderEliminarEs de los olvidos más comunes, la cocina, jaja. Gracias a ti Menta.
EliminarSí, es lo mejor. También lo hago yo y no sólo para la cocina. Antes de la telefonía móvil, no era tan cómodo. La verdad que con la cocina hay que tener cuidado porque se puede iniciar un incendio muy fácilmente y hoy por hoy tenemos la cabeza en mil y una cosas. Besos
ResponderEliminarHola Myriam, yo también uso bastante el móvil para recordatorios varios, porque como dices a veces la cabeza va a mil y no da para más, y ciertamente a toro pasado queda como una anécdota divertida pero la cocina tiene más peligro del que pensamos.
EliminarMuchos besos.
Me ha encantado la frase "Las lentejas habían muerto"! Ja, ja! Y es que eso pasa cuando tenemos varios frentes abiertos y queremos llegar a todo! Es inevitable, ¿a quien no le ha pasado? Un abrazo!
ResponderEliminarHola Marifelita, la cabeza en mil sitios hay veces que no da para más.
EliminarUn abrazo!!
Si es que queremos hacer tantas cosas a la vez, que alguna cosilla puede fallar o acabar achicharrada, ja, ja,ja…
ResponderEliminarAl menos no fue a mayores. Cazuela nueva y comida nueva. Y a la próxima, esa alarma 😉
Un placer leerte, preciosa.
Abrazo grande 💙
Jaja, al final quedó como mera anécdota.
EliminarBesos preciosa poetisa🌹
Qué mal, eh?
ResponderEliminarPobres lentejas. Cómo habrán sufrido.
🥴
🌃
Pobrecitas, descansen en paz, jaja.
EliminarUn abrazo.
No te fastidies. La culpa es de las paredes. En última instancia del arquitecto, y en una instancia untermedia , de los albañiles. Contra semejante confabulación, no podías hacer nada.
ResponderEliminarUn loft sería una solución, aunque es un pelin más caro que una olla.
Abrazoo, Dakota
Si, por culpa de las paredes y la puerta cerrada no llegó el olor del desastre, jaja.
EliminarAbrazo grande Gabi.
La de lentejas que he llegado a quemar con su olla correspondiente. Pero al final aprendes a ser previsora. Besos.
ResponderEliminarEs algo que se repite, la de guisos que he asesinado jaja.
EliminarUn abrazo Inma.
jajaja, Dakota no sabes lo que me has recordado a mí misma; no he calcinado unas lentejas, habré calcinado ya unas cuantas ollas, en su día, con lentejas. Esos despistes nos pasan porque somos unas enamoradas de la vida y tenemos tal presencia que se nos olvida el tiempo ;-)
ResponderEliminarUn abrazo grande, y que tengas un lindo fin de semana.
Hola Esther, seguramente hemos asesinado más comida de la que quisiéramos, jajaja.
EliminarUn abrazo.
Hoy casi me pasa a mí, pero con espárragos jajaja. Por suerte no se arruinaron, logré rescatarlos! Un abrazo
ResponderEliminarSalvados en el último momento, jajaja.
EliminarUn abrazo.
y que desagradable tanto olor como aspecto ver que lo que fue comida es ahora puro carbon deshidratado Un abrazo
ResponderEliminarTotalmente desagradable.
EliminarUn abrazo Rodolfo.
Este suceso de las lentejas quemadas no es nada raro. ¡Que rabia da cuando pasa! Olla, lentejas, comida, todo a la porra y a improvisar. A nosotros nos ocurrió cuando una de nuestras hijas era bebé, más de una vez se nos chamuscó el biberón cuando lo poníamos a hervir para desinfectarlo. Una vez tuvimos incluso que llamar a u teletaxi para que nos trajeran uno de la farmacia. Nos costó una fortuna el despiste.
ResponderEliminarDivertido tu relato.
Un abrazo.
Lo del biberon también me paso en su día, lo único que pude salvar la situación bajo costo, ya que tengo farmacia casi al lado de casa.
EliminarUn abrazo.
Hola, Dakota:
ResponderEliminarUn relato con narrativa fluida en el que nada se queda pegado, a diferencia de esas lentejas olvidadas.
Un abrazo, Dakota.
Gracias Nino, un abrazo.
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