A Noelia no le gustaban los pimientos, siempre los apartaba y se negaba a probarlos. Un día su madre pensó en contarle un cuento donde los protagonistas serían los pimientos a ver si así conseguía al menos que los probara.
Cuando llegó la noche y Noelia se iba a dormir su madre la arropó y le preguntó:
-¿Quieres que te cuente un cuento antes de dormir?
-Si mami... dijo Noelia.
-Había una vez una isla llamada Pimientolandia, donde sus habitantes son pimientos de todo tipo y sabores, el rojo era muy suave eran los poetas de la isla, el verde tenía un toque más amargo quizás por eso eran un poco gruñones, también vivían allí los amarillos con un carácter más dulzón, ellos eran los más simpáticos, luego también habían unos pequeñitos llamados jalapeños que picaban mucho, eran los más traviesos y bromistas de la isla. Todos ellos eran diferentes pero tenían algo en común que hacían más fuerte a quienes los comían, porque fortalecen el sistema inmunitario. Ellos estaban felices sabiendo que eran la compañía perfecta para guisos, ensaladas y muchas otras comidas.
Quienes comen pimientos viven mejor y más felices.
Y colorin colorado este cuento se ha acabado.
-Que divertido mami, la próxima vez probaré los pimientos para que no se pongan tristes.
-Muy bien cariño, ahora a dormir.
Dakota©️
Ajajajaj, qué bueno, lista la mami, no hay mejor cosa que contar un cuento para que los más peques hagan aquello que deseamos, en este caso comer pimientos.
ResponderEliminarY cierto, los pimientos tiene muchos nutrientes que son muy buenos para nuestra salud.
Un besote Dakota.
Algo parecido he hecho alguna vez con mi niña por eso se me pasó por la cabeza darle este enfoque.
EliminarBesos Campi!!
Hola Dakota, me encanto tu historia, es muy tierna y me deja pensando en cuántas cosas hemos inventado las madres para lograr que nuestros niños coman su comida.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Cierto Patricia a veces hay que echar imaginación para llevarlos a nuestro terreno.
EliminarUn abrazo!
Nada como la sabiduría de una madre, yo sería un pimiento amarillo ;) Bonito relato.
ResponderEliminarBesos dulces Dakota.
Jajaja somos imaginativas, Señor pimiento amarillo, el más dulce.
EliminarBesos Dulce caballero!!
Qué ternura. Un cuento precioso para valorar la variedad de los humanos, parece.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Albada. Un abrazo!!
EliminarUn cuento bien convincente. Bien por esa madre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Alfred. Un abrazo!!
EliminarUna buena manera de reconciliarse con los pimientos. Feliz Año!
ResponderEliminarSi, de alguna manera hay que intentarlo. Un abrazo y feliz año!
EliminarMuy válida estrategia para estimular a un niño a variar su dieta! Cuando mis hijas eran chiquitas, solía ponerla en práctica jaja. Un abrazo, Dakota. Me alegra que te sumaras al reto
ResponderEliminarYo también por eso lo he enfocado así. Un abrazo y gracias Mónica!!
EliminarColorín colorado, los pimientos han ganado 😃
ResponderEliminarSaludos, Dakota. Que tengas bonito 2025 🏙
Campeones Iván. Un abrazo y feliz año!!
EliminarJajajaja, qué original Dakota, que manera de convencer a los peques, es genial. Un abrazo
ResponderEliminarAlgunas veces funcionan estas estrategias. Un abrazo Nuria!!
EliminarJajaja, qué bueno, Dakota. Me recuerda a la frase de Chesterton "Los cuentos de hadas son más que reales; no porque les enseñen a los niños que existen los dragones, sino porque les enseñan que se puede derrotar a los dragones". En este caso, los pimientos eran los dragones...
ResponderEliminarUn abrazo.
Una gran frase sin duda alguna. Un abrazo Mercedes!!
EliminarPrecioso, qué pena que mis nietos hayan crecido y no se los pueda contar, para que se los coman.
ResponderEliminarBesos
Tampoco funciona siempre la estrategia, pero hay que probar.
EliminarUn abrazo Tracy!!