Cenicienta Gótica
Érase una vez, así comienzan los cuentos... todos mis amigos me apodan "Cenicienta gótica", porque mi vida es similar a la del famoso cuento. Lo de "gótica" tiene que ver con mi imagen. Empecemos por el principio.
Me llamo Pamela. Mi padre enviudó hace años y hemos estado solos hasta hace unos meses, cuando contrajo matrimonio con Rebeca, una mujer con la que llevaba un año de relación. Ahora comparto mi existencia con ella y su hija, Clara, mi hermanastra, la cual es todo lo opuesto a mí: una pija consentida que hace un drama si sus zapatos no combinan con su bolso o sus complementos. Para ellas, yo soy la rarita, la oveja negra de esta nueva familia. También soy la lista, la que colecciona sobresalientes y matrículas de honor. Será que el hábito no hace al monje.
Mientras Clara disfruta de la mejor habitación de la casa, a mí me han exiliado a la buhardilla. Es pequeña, pero tiene su encanto: paredes empapeladas con pósters de bandas que nadie en esta casa entiende, libros cuyo contenido las haría persignarse, y vinilos que crujen cuando los dejo girar en mi viejo tocadiscos. Aquí arriba, puedo respirar.
Siempre delegan en mí las peores tareas de la casa, pero lo llevo con dignidad. No me quejo, ni hago ruido. Prefiero robarles pequeños instantes de libertad en lugar de batallas que ya sé perdidas. Si Clara se enfurece porque su champú ha cambiado de aroma, yo me permito celebrar los momentos en que puedo sumergirme en mi música sin interrupciones.
El baile en mi cuento no es un gran evento. Es la cena familiar, el desfile de apariencias, la exhibición de sonrisas forzadas. Y mi zapato de cristal, serían mis botas gastadas: cómodas, fieles, y con más historias que cualquier tacón reluciente de Clara.
Así que Clara puede quedarse con su príncipe azul.
Yo prefiero al lobo de Caperucita, el que no teme mancharse las manos de barro, el que sabe sobrevivir en el día a día, el que se reivindica y no acepta ser la marioneta de nadie.
Y colorín colorado... este cuento ¿se ha acabado?
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Seguro que acabará militando en grupo de música punk, por lo menos. :)
ResponderEliminarJajaja, eso seguro. Como poco.
EliminarAbrazo 🤗
De Cenicienta a Caperucita, con Lobo incluido. Me gusta un poco el gótico, al menos por estética. Un cuento muy real por lo demás.
ResponderEliminarBesos dulces Dakota.
Hola Dulce caballero, a mi también me gusta el gótico, no todo pero si me gusta algo de la estética, y también alguna música y poemas o relatos.
EliminarBesos Dulce caballero.
Hola, Dakota, un cuento sobre la Cenicienta del siglo XXI, la que cambia zapatitos de cristal por botas. Muy bueno. Creo que te da para una segunda parte, lo de ella con el lobo te puede dar mucho juego.
ResponderEliminarUn abrazo. 🤗
Hola Merche, gracias, se puede fugar con el lobo en una Harley Davidson y dejar a caperucita compuesta y sin novio, jajaja.
EliminarUn abrazo 🤗
A veces me pregunto, ¿por qué parece más importante el aroma del champú que preguntar a tu hija cómo se llama el hit de su banda preferida?
ResponderEliminar¿Será que dejar pasar ciertas cosas de largo no nos compromete? ¿Es más fácil hacerse el tonto? Así, nos alejamos, subidos a la comodidad de prejuicios, de quienes más importan.
Hola Etienne, una buena reflexión, sigues haciéndote preguntas sin respuesta 😉
EliminarUn abrazo 🤗
Una cenicienta del presente con ideas propias y sabiendo ,lo que quiere asi me gusta.
ResponderEliminarEl cuento ha cambiado y mucho, nunca está de más tener más salidas para cuentos de antaño, hoy los niño@s saben latín .
Un besote, feliz noche.
Hola Campi, muchas gracias, es cierto, estaría bien versionar alguno de los cuentos de antes, con las vivencias de hoy.
EliminarUn besote 😘
Buenas Dakota!!
ResponderEliminarEsta Pamela sabe que la verdadera magia está en elegir su propia sombra, y prefiere bailar con lobos que un príncipe con caballo blanco
Seguro que se encuentra al final su príncipe gótico..uno que no vaya regalando zapatitos de cristal sino botas de cuero negro y versos de Baudelaire.
Sigue contando Dakota, que nos tienes atrapados en tu cuento oscuro
Un abrazo
Hola Finil, creo que a casi todos los cuentos de antes se le podría hacer una versión moderna. Incluso mezclarlos, a ver que sale, jajaja.
EliminarUn abrazo grande😘
Hola, Dakota. Me ha encantado tu relato. Has transformado un cuento clásico en una versión poderosa y con identidad propia. Esa protagonista que desafía las normas y tiene su propio universo, al margen de los estándares impuestos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho ese zapato de cristal convertido en botas gastadas, como una reivindicación de lo auténtico sobre la apariencia y lo superficial. Y el lobo... ¿qué te voy a decir? Es uno de mis animales favoritos, pero más allá de eso, creo que representa a una protagonista que elige su propio camino en lugar de esperar que la rescate un príncipe azul.
Muy chulo. Un abrazo 🤗
Hola Beatriz, a mi también me gustan los lobos, saben cuidar de los suyos.
EliminarEn efecto, en este cuento mi cenicienta es auténtica y no le gusta ser títere de nadie.
Un abrazo 🤗
¡Mari!
ResponderEliminarEste cuento no empieza con un “Érase una vez” de los de siempre, pero sí con uno de los que hacen falta. Uno que agarra el molde clásico y lo desmonta con una sonrisa torcida y mucha fuerza.
Me ha encantado la voz de Pamela, tan bien definida, tan reconocible, con esa ironía contenida y ese aguante que no es resignación, sino rebeldía silenciosa. Esa buhardilla no es un rincón triste, es un territorio propio. Y eso lo dejas claro sin subrayarlo, lo narras con un tono que equilibra perfectamente la crítica y la afirmación identitaria. No necesita dar portazos: ya los da el crujido de sus vinilos.
Y ese giro final… ¡maravilloso! Nada de príncipes. Nada de damiselas esperando. Aquí hay botas, hay barro y hay lobo. Y eso no es oscuridad, es libertad. Porque, como bien dices, este cuento se rige por tus reglas, y eso lo hace no solo necesario, sino más real que muchos cuentos con castillo y corona.
El estilo, por cierto, fluye con soltura. Ligero, pero con capas. Con ritmo, pero sin prisa. Se nota la intención en cada frase, en cada contraposición entre Clara y Pamela, entre lo esperado y lo elegido.
Gracias por esta joyita.
Un cuento que desobedece las normas... para contar lo que importa de verdad.
¡Muchos abrazos de lobo...digo, de osos!!!
Hola Miguel, me alegro mucho que te haya gustado.
EliminarHabía que transformar un poco este cuento, que la vida no es un cuento de hadas y hay que luchar por lo que uno quiere.
Hay más caminos de espinas que de rosas, y los príncipes azules terminan por desteñir, el lobo al menos lo ves venir.
Ahora los niños quieren segunda parte, jajaja.
Un abrazo de oso para ti, por cierto me encantan los lobos.
Una cenicienta muy de hoy, pero lo mejor de todo es que como todo cuento tiene una "moraleja"
ResponderEliminary es la de que si eres diferente, no es un defecto, sino una forma valiente de ser auténtico en un mundo que premia las apariencias, no todos los cuentos necesitan príncipes, a veces, el verdadero poder está en elegir tu propio final y saber dónde realmente vas.
Un abrazo.
Hola Agapxis, totalmente de acuerdo contigo, ser diferente es ser uno mismo, sin dejarse manejar por nada ni nadie.
EliminarUn abrazo.
Qué texto tan potente y lleno de personalidad te has sacado con esta Cenicienta Gótica. Has dado en el clavo con esta reimaginación del cuento clásico, dándole un giro moderno, rebelde y con un toque gótico que es puro fuego. Es corto, pero cada frase está cargada de actitud, y Pamela se siente tan real que parece que podría salir de la página con sus botas gastadas y su tocadiscos sonando.
ResponderEliminarAdmiro cómo transformas el cuento de Cenicienta en algo tan fresco y actual, con Pamela como una antiheroína que no necesita un príncipe ni un vestido de gala para brillar. El contraste con Clara, la hermanastra pija obsesionada con sus complementos, es perfecto: en pocas líneas dibujas un choque de mundos que todos podemos visualizar. La buhardilla como refugio, con sus pósters, libros y vinilos, es un escenario que respira libertad y autenticidad, y lo describes con tanto cariño que dan ganas de subir a escuchar un disco con Pamela. Ese detalle de las paredes que “las harían persignarse” es un puntazo, puro humor con un filo crítico.
Y el giro del “baile” como una cena familiar de apariencias, con las botas gastadas como su “zapato de cristal”, es una metáfora brillante que da en el corazón del cuento. ¡Y qué decir de su preferencia por el lobo de Caperucita! Esa elección de un compañero que “no teme mancharse las manos de barro” y que “sabe sobrevivir” es un manifiesto de independencia y fuerza que redondea el carácter de Pamela.
El cierre con el “colorín colorado” abierto, preguntando si el cuento se ha acabado, es un toque maestro: deja al lector con la sensación de que la historia de Pamela apenas comienza, y que ella va a escribirla a su manera. En detalle, lo que más me gusta es cómo logras que el texto sea a la vez un homenaje al cuento original y una ruptura total con él, dándole a Pamela una voz que es sarcástica, poética y profundamente auténtica.
Has creado un relato que es un soplo de aire fresco, un himno a la rebeldía y a la autenticidad en un mundo de apariencias.
Te felicito.
Hola Marcos, gracias por tu comentario tan completo y desgranando este cuento a mi manera que efectivamente es en parte un acto de rebeldía, y de asociarlo a la vida de hoy.
EliminarEse final, lo puse en interrogación porque aquí hay quien me dijo que sería interesante dar más juego y ya tengo un borrador que espero que pronto vea la luz, jaja.
Un abrazo grande 🤗
Te voy a contar una cosilla... Siempre, o casisiempre, voy de negro y durante muchos ños, mi estética fue así, gótica total... Ahora, con 46, suavizada, aunque nola música.
ResponderEliminarUn abrazo y me ha encantado el relato.
Hola Verónica, a mi me encanta lo gótico, aunque no he llegado a vestir en ese estilo del todo, pero si me gusta tanto en literatura y también soy apasionada del negro.
EliminarLa música también me gusta.
Un abrazo para ti🤗
Wow
ResponderEliminarCosas del peregrinaje de esta vida.
Buen día, Dakota. Gusto de estar en tu blog 🏙
Gracias Ivan, me alegro que te haya gustado la historia.
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