Asesiné a hombres y mujeres, sin importarme en absoluto si eran jóvenes o viejos y vendí mi espada a todos los ejércitos en todas las guerras sin importarme nunca contra quién luchaba. Mil almas le debía al Diablo y mil almas le entregaría.
Pero no me di cuenta de que los años pasaban, de que el precio era demasiado alto, de que cumplir con mi deuda me estaba llevando toda la vida. De que jamás vería cumplido mi deseo.
Y ahora, en la última batalla, frente al último enemigo, levanto mi espada pero no asesto el golpe. Novecientas noventa y nueve almas le entregué al Diablo. Y ahora la mía, que ya era suya, no será la número mil.
Autor: Darth Maul ©